4°- 6°
Activación de investigación:
Extensiones corporales para expandir las estrategias de percepción
CROSS Residence, Ameno y Lago de Orta. CROSS Award Collaterale,
Foto: @paolocamillosacchi
Texto escrito para las activaciones del proceso de investigación.
Junio 7 y 14 de 2024
Atelier de Benoît Bouhier y Giulia Maiocchi. Ameno, Italia.
Gracias por estar acá.
Por propiciar este encuentro.
Estas palabras se han decantado en el cobijo de este territorio. Cobijo montaña, agua río, agua neblina, agua lluvia, plantas, abejas, lagartijas y gatos que me hacen sentir como en casa. A la pareja del mercado que me sonríe cuando les compro los vegetales cada martes en la mañana. Al lago Orta, al río Nigoglia. Al río Omegna, al río Membra. A Frida, tortuga de casi treinta años por su infinita paciencia, a Ginkgo biloba de Gozzano, a Masso Coppelatto, a Monte Mesma y a Chiesa di Santa Maria Assunta por sus relojes de sol.
Cobijo que se ha dado en las conversaciones e instantes compartidos con Antonella, Sara, Giulia, Benoît, Silvia, María Silvia, Francesca, Ginevra, Lambert, Adrià, Claudio, Enea, Natalia, Chris, Matty, y en su infinita paciencia para atender a mi lenta habilidad de poner en palabras ideas y sensaciones, independientemente de si es mi lengua materna o no.
Mi materia de trabajo es mi cuerpo. Me interesa reconocer las maneras en que percibo y me relaciono con un entorno. Indago en otras estrategias de percepción porque añoro expandir las mías. Mis herramientas han sido la danza contacto, una exploración de movimiento a través del diálogo entre el peso, la respiración y la capacidad sensorial; la vipassana, técnica de meditación india que busca mitigar la agitación de la mente observando la respiración y las sensaciones corporales para cultivar compasión y ecuanimidad; la radiestesia y la geobiología, como posibilidades de sintonizar con la realidad multi abarcante en la que se despliega la vida.
Años atrás, mi lectura de los espacios se apoyaba en las formas y materialidades que los conformaban, básicamente en todo aquello que una cognición limitada a cinco sentidos permitía. Cognición que empieza a ser un poco más profunda cuando me aproximo a Juhani Pallasmaa, arquitecto finlandés, a través de su reflexión sobre cómo nuestros códigos culturales dan prelación a unos sentidos mientras suprimen el papel de otros.
Pasa de ser lectura a escucha cuando encuentro a Marta Tafalla, filósofa española, anósmica congénita, quien pone sobre la mesa la importancia de generar una relación estética y plurisensorial de la naturaleza que somos, porque ante la crisis ecológica que atravesamos, en palabras de Tafalla: “Necesitamos una estética ecologista y animalista, que nos reconcilie con la Tierra y los animales que la habitan".
Poner la atención en cómo respiro me permite aproximarme a las maneras en que el cuerpo registra las experiencias vividas. La respiración, a la vez que es reflejo de la postura corporal, la delinea. Postura que a la vez influye en cómo percibo el mundo.
He aprendido de Nazareth Castellanos, neurocientífica española, enfocada en la relación meditación y cuerpo, que el cerebro -para no desbordarse- decodifica, selecciona y organiza la información proveniente de los sentidos con aquello que reconoce del mundo, para luego mostrarnos una idea de realidad. ¿A dónde va a parar el resto de información? ¿Qué pasa con esas otras realidades? ¿Y qué tendría que ver todo esto con el campo magnético de la Tierra?
En 2017, gracias a las abejas descubrí la posibilidad de relacionarme con el campo magnético de la Tierra. Desde entonces, la manera en que percibo un lugar está fundamentada, primero, en cómo se hace presente este campo magnético en un espacio, luego por las formas y materialidades que lo configuran, para, posteriormente, notar de qué manera influye en las interacciones que se establecen allí.
Si la conciencia de la respiración permite esculpir el cuerpo, cuerpo que determina mi ser-estar en el mundo; y el campo magnético de nuestro planeta es ese espacio liminal donde danzan la energía liberada por la Tierra -que somos- con la energía cosmos que nos contiene; y la respiración del Sol -cuyas exhalaciones percibimos ocho minutos después de que han sido emitidas- ¿se valdría pensar que cuando respiramos, caminamos, escuchamos, estaríamos recordando, practicando la memoria, de aquello que nos hace impermanentes en nuestra no efímera existencia?
4°- 6°, anotaciones sobre “Respirar profundo, Caminar silente, Habitar pausado” entre montañas, agua, plantas, animales, entidades humanas y más que humanas les acoge hoy. Les invita a entrar a un espacio donde agua de la laguna de Guatavita y el río Chicú de Colombia, conchas de caracol del Macizo de Montserrat de España se encuentran con materialidades y acciones reveladas durante mi inmersión en Ameno a través de caminatas por el Quadrifoglio y la profunda escucha de Benoît, Giulia y las abejas.
Habitar la Tierra, entre las múltiples posibilidades que nos presenta, es estar inmersas en un “entramado” quizá invisible para los ojos pero perceptible con otros sentidos, conformado por muros de energía, algunos que se despliegan desde el centro del Planeta hacia el espacio exterior y otros provenientes del cosmos hacia la Tierra.
La localización y activación de Extensiones corporales para expandir las estrategias de percepción en este recinto temporal que les acoge hoy, son conversaciones entre materialidades, cualidades perceptivas y manifestaciones energéticas con estos muros invisibles. Una conversación en la que espero se nos activen otros sentidos y se nos revelen otras maneras de habitar una nueva Tierra.
Las escrituras en objeto, acciones y textos que les reciben hoy son parte de un proyecto de instalación performance de larga duración.
Está investigación está siendo desarrollada gracias al apoyo y compañía, en orden cronológico, de:
Organizmo, Laguna de Guatavita y río Chicú (Colombia), quienes me han puesto a Respirar profundo.
CROSS Residence, Ameno y Lago de Orta. CROSS Award Collaterale, quienes me han permitido Habitar pausado.
Can Serrat y Montserrat (España) que me acompañan en mi Caminar silente.